Entonces llegó a mi mente el tema de la educación, herramienta que estoy convencida es la que nos va a sacar de tantos conflictos y desigualdades. jajaja escribiendo pienso, pucha esto esta muy cursi o frase de cajón, pero realmente es lo que pienso.

Los cambios deben venir de adentro, por supuesto que las leyes y el activismo son fundamentales, pero es en casa donde realmente vamos a impactar al mundo.

Es ahí de donde viene la idea de hablar en este espacio sobre cómo podemos criar a nuestros hijos, hijas, sobrinos, sobrinas, nietos y nietas, niños y niñas, promoviendo patrones, actitudes y valores más igualitarios.

En la entrada del blog anterior compartía que los niños y niñas aprenden así: con lo que les decimos (7%), con sus propias experiencias (53%) y con lo que ven que hacemos o dejamos de hacer (40%).

De tal manera si queremos cambiar el mundo debemos mirar que estamos transmitiendo con lo que decimos, sentimos y hacemos. 

Por esta razón les dejo unas ideas de actitudes prácticas del día a día que pueden ayudar a abandonar patrones machistas que fomentan la violencia y la desigualdad.

Dejar de educar con actitudes estereotipadas: Los niños no lloran, las niñas son delicadas, las niñas son princesas, los niños son valientes, los niños son agresivos.

Esto se refuerza cuando somos adultos, a través de creencias que estimulan que el hombre es quien tiene la iniciativa y la mujer debe tener una actitud pasiva en su placer y en su sentir… entre otras cosas.

Educar para aprender a establecer límites, no sólo en el establecimiento de normas de la casa, también a enseñarles a niños y especialmente a las niñas a decir NO desde pequeñas. Recuerdo con mucho cariño a un tío que me dice “NO también es respuesta” y es bueno aprender esto desde la infancia.

Enseñar que los oficios del hogar no tienen género. ¿Quién debe asumir el cuidado, el arreglo y las labores de la casa? Pues las personas que viven en ella. Conozco casas en donde son varios hermanos y hermanas y a las que se les asigna el cuidado y aseo del hogar es a las mujeres.
Cuando enseñamos que las labores son de quienes habitan en casa, estamos educando en corresponsabilidad y correspondencia. ¿Esto que quiere decir? Que las personas que viven en tu casa contigo, tienen los mismos deberes y derechos; claro está correspondientes a sus capacidades. No le vamos a pedir a un niño de 5 años que asuma las mismas tareas que un joven de 20.

Hacer participativa y relevante la opinión de los niños y las niñas. En ocasiones, como adultos, pensamos o sentimos que poseemos el poder y la razón absoluta por los años que nos acompañan; pero alto, los niños y niñas tienen ideas increíbles que aportar en casa. Permitirles que opinen, dando a conocer sus puntos de vista, ayuda a que se sientan amados y reconocidos. Esto estimula su AUTOESTIMA y desarrolla en ellos un tipo de apego seguro, lo cual les permitirá verse a sí mismos, respetarse y respetar a los otros. Así mismo, con estas acciones, estamos fortaleciendo la confianza en el hogar. Todo esto constituye un factor protector frente el abuso y fomenta el pensamiento crítico que les permitirá ser parte del cambio desde la acción.

Dejemos los estereotipos frente a lo que hacen los niños y las niñas o los colores que prefieren. Los juguetes no tienen género, dejémoslos ser libres y felices en sus juegos, no hay razón para sentirte amenazado o amenazada con sus preferencias en lo didáctico; esto no tiene nada que ver con sus preferencias sexuales, este es un argumento de un padre en consulta.