Reflexión sobre una relación «cómoda» que talla profúndamente.
Escribiendo este blog sólo se vienen preguntas a mi cabeza. Por ahora ninguna respuesta.
A mi consulta llegan parejas que están en relaciones desgastadas, con malas prácticas de comunicación, inconformidades por falta de acuerdos, intereses diferentes con falta de puntos de encuentros; parejas que durante la vida se van distanciando porque sus procesos personales los van separando sin darse cuenta; parejas que ante unas dinámicas que en apariencia «funcionan», viven una falsa comodidad, sintiéndose insatisfechas desde lo individual; y esa falsa comodidad -por no decir esa incomodidad- tiene unas capas más profundas de miedos, los cuales son completamente válidos pero que en realidad tallan en la relación y van sumando más al distanciamiento emocional y al desamor.
¿A qué me refiero cuando digo que una relación talla?…Sutilezas que se van adhiriendo con el tiempo y que en lugar de permitir crececimiento, van pesando, doliendo, molestando, tallando…
Pienso en los siguientes ejemplos:
Relaciones que se sumergen en la monotonía. Primero te aclaro que rutina y monotonía son términos diferentes. La rutina son hábitos que contribuyen a una dinámica, ya sea individual o de pareja; por el contrario la monotonía trae con ella aburrimiento y tedio, falta de estimulación, de creatividad y de asombro en la vida de pareja. Por esto la monotonía es fatal para las relaciones y como publiqué en mi Instagram: a las relaciones no las matan los conflictos, sino los bostezos. Esto puede ocurrir porque se centran en la obligatoriedad de la vida.
Relaciones desconectadas emocionalmente: aunque puedan seguir juntos y compartiendo el día a día, uno o ambos miembros de la pareja pueden sentir que ya no están emocionalmente conectados o comprometidos con el otro. Esto se evidencia cuando les cuesta más conectar desde la diversión, las risas, las bromas y las tonterías que antes los divertían tanto. La desconexión emocional puede ocurrir debido a que se les olvida introducir espacios de esparcimiento, de disfrute, placer -y no hablo de lo sexual-, así mismo la desconexión tiene que ver con escucharse, verse y no expresar el afecto de manera efectiva a la pareja, por ejemplo no tener claro cuál es el lenguaje en que la pareja se siente amada y reconocida.
Falta de crecimiento conjunto: las parejas en relaciones saludables a menudo crecen y evolucionan juntas. Si alguno de los dos se queda estancado y no se desarrollan juntos, puede llevar a desajustes y desalineaciones en sus objetivos y valores. Esto lleva a una falta de admiración, lo que a su vez deteriora el amor y el deseo.
Relaciones donde no se respeta la individualidad: esto puede tallar mucho, mucho. No tener espacios de desarrollo personal y espacios que permitan extrañarse, con el tiempo va desgastando sutilmente la relación.
Vidas paralelas: y no me refiero a tener vidas o agendas secretas, de lo que hablo es que a veces, las parejas comparten el mismo lugar pero tienen vidas separadas, con poca interacción o espacios, y esto no les permite compartir experiencias de conexión e intimidad. Se dejan de ver…
El contínuo incumplimiento de los acuerdos: esto talla y se acumula, genera cansancio y se va rompiendo la confianza en el otro y en su compromiso con la relación.
Falta de intimidad: la intimidad tanto emocional como física, puede disminuir o cambiar llevando a una sensación de distancia o desconexión entre los miembros de la relación. A veces esa distancia son kilómetros emocionales así sólo haya pocos metros que los separe en el lugar. Esta distancia la ocasionan el no hablar y el no expresar el cariño, los silencios o la ley del hielo.
Desgaste por problemas no resueltos: las relaciones pueden desgastarse por problemas repetidos que nunca se resuelven, llevando a una acumulación de frustración y resentimiento. Conflictos permanentes que se alimentan por la incapacidad de tener conversaciones difíciles que les permitan entenderse y llegar a acuerdos.
Tomar decisiones requiere incomodarse, y con frecuencia nos enfrenta a profundos esfuerzos cualquiera que sea el camino: 1. trabajar de manera consciente en la relación y cambiar dinámicas (esfuerzo que debe ser coordinado por ambos miembros de la relación), o 2. llegar a una separación que por supuesto no es nada fácil. Las dos opciones llevan a mucha incomodidad.
Sobre la primera opción (trabajar en la relación) he escrito varios blogs, pero acerca de la posibilidad de una separación, poco he publicado; sin embargo, ya estoy trabajando en un blog sobre este tema que publicaré en los próximos días. La separación por supuesto nos enfrenta a miedos que como decía son completamente válidos porque en principio nadie se casa para separase, y sobre ello quiero escribir, pero por ahora, el objetivo de este texto, es que puedas reflexionar acerca de qué tan «cómod@» estás en una relación que talla.
Identificar si estás en una relación que se aleja de ser sana, satisfactoria y real, y en la que son más los miedos, es fundamental para tu bienestar y autonomía emocional. A continuación, te presento algunas señales y consideraciones que pueden ayudarte a discernir sobre ello y por tanto, a identificar si estás en una relación que talla:
Sientes que la relación es más una situación cómoda que una elección consciente y apasionada.
Temes la idea de cambiar tu situación actual, independientemente de si estás contento o no.
Estás en la relación porque te proporciona seguridad financiera, estabilidad o algún otro beneficio material.
Sientes que debes estar en una relación debido a las expectativas de amigos, familiares o la sociedad en general.
Prefieres estar en una relación (no importa la calidad de la misma), antes que enfrentarte a la idea de estar sol@.
La relación te aporta un cierto estatus o imagen social que valoras.
Buscas validación o autoestima a través de la relación, en lugar de encontrar esos elementos en tí mismo.
Experimentas sentimientos de obligación, como por ejemplo, sientes que “debes” ciertas cosas a tu pareja o a otras personas y por eso permaneces en la relación.
Te quedas en la relación para evitar conflictos o confrontaciones que podrían surgir al terminarla.
Estás en la relación porque sientes que necesitas a alguien que te “complete” o te haga sentir “entero”, en lugar de estar con alguien porque realmente quieres compartir tu vida con esa persona.
Te cuestionas regularmente si deberías estar en la relación y por qué estás en ella.
Sientes la necesidad de justificar ante tí mismo y ante otros por qué estás en la relación.
Una introspección más profunda sobre las motivaciones y razones de alguien para permanecer en una relación es un ejercicio clave; la reflexión honesta y el autoanálisis pueden ser herramientas valiosas en la toma de decisiones sobre la relación y el bienestar personal. Para ello puede ser oportuno conversar con un terapeuta que te ayude a explorar tus sentimientos y decisiones entorno a la relación.
Te comparto algunas preguntas que te pueden ayudar a profundizar en la reflexión sobre “la comodidad” y el cambio en tus relaciones:
¿es realmente cómodo vivir en una situación incómoda o es simplemente miedo al cambio?
¿Estoy en esta relación porque es cómodo y familiar, o realmente deseo estar con esta persona?
¿Qué situaciones en mi relación estoy justificando como “cómodas” cuando en realidad me generan malestar?
¿Hay beneficios materiales o económicos que me estén motivando a quedarme en esta relación? ¿Cuáles son esos beneficios?
¿Cuáles son los miedos que me retienen y me llevan a optar por esta «comodidad» en lugar de enfrentar el cambio?
¿Me siento presionad@ por familiares o por la sociedad para mantener esta relación?
¿Mi elección por la comodidad es genuina o es una máscara que oculta mi temor a la separación?
¿Cómo sería mi vida y mi relación si me permitiera enfrentar y superar esas incomodidades?
¿Qué pequeño paso podría dar hoy para comenzar a desafiar esa falsa comodidad?
¿Temo al cambio o a la incertidumbre fuera de esta relación?
¿Siento la necesidad de justificar regularmente por qué estoy con mi pareja, ya sea a mí mismo o a los demás?
¿Me beneficio de un cierto estatus o imagen al estar en esta relación?
¿Me preocupa más la idea de estar sol@ que la calidad de la relación en la que estoy?
¿Siento que debo algo a mi pareja y eso me lleva a permanecer en esta relación?. Un ejemplo: agradecimiento por haber estado en mis procesos o haberlos apoyado.
¿Siento que mi pareja no podría afrontar una ruptura y prefiero quedarme a su lado para evitarle un profundo dolor?
¿Siento que mi pareja no cuenta con los recursos emocionales para afrontar una separación?
¿Estoy evitando terminar esta relación porque temo al conflicto o a las repercusiones?
¿Creo que necesito a esta persona para sentirme completo o valioso?
¿Puedo imaginarme genuinamente un futuro con esta persona, o evito pensar en ello?
¿Con qué frecuencia dudo o cuestiono el por qué estoy en esta relación?
Talvéz no sea sencillo preguntarnos estas cosas; sin embargo, el autoconocimiento y la introspección son herramientas poderosas. Te invito a profundizar en tu entendimiento personal y considerar lo que verdaderamente significa la comodidad en tu vida y en tu relación.
Recuerda que un apoyo terapéutico viene muy bien cuando no encontramos tan fácilmente las respuestas ante situaciones que nos generan malestar.
¡Mucha suerte con tu reflexión!
SOBRE LA AUTORA
LORENA POLANÍA
Psicóloga Clínica – Fundadora
Terapeuta individual y de pareja
Egresada Master en Sexología
Coautora del Libro:
“Dos para Ser Felices”
Editorial Grijalbo.
Más Información:
[email protected]
Tel: +56 933 964 621
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