Esto no es tan fácil, no nos han enseñado a estar en el aquí y en el ahora, y antes que ser madres somos personas, con heridas, preocupaciones, otros roles y a veces estar presente cuesta.
Ser una madre consciente es entender que cada niño es único y tiene su propio camino y tiempo para desarrollarse.
La maternidad consciente es nutrir con amor y respeto, es aprender a gestionar nuestros propios sentimientos y emociones para poder guiar a nuestros hijos en el manejo de los suyos. (suena tan bonito)
Es enseñar con el ejemplo y reconocer que, al igual que nuestros hijos, también estamos aprendiendo y creciendo. Esto me encanta y se lo digo a mis hijos… ¡ayúdame, yo también estoy aprendiendo a ser tu mamá! Y cuando aprendemos somos torpes y claro en nuestras torpezas como madres vamos dejando una que otra huella.
Ser madres es un camino de amor y paciencia, de entrega y crecimiento, pero sin olvidarnos de nosotras mismas.
La maternidad consciente es justamente eso: aprender a nutrirnos y nutrir a nuestros hijos en el presente. Es estar conectados de corazón a corazón, momento a momento.
Acá te dejo algunos puntos que me han servido en mi proceso de aprender a ser una madre presente:
Practicar la atención plena: El mindfulness o atención plena es una excelente herramienta para estar más presente. Técnicas simples de respiración consciente, comer con atención a los sabores, o incluso lavar los platos sintiendo el agua y las texturas.
Establecer rutinas: permite pasar tiempo de calidad con los hijos. Esto puede ser tan simple como leer un libro juntos antes de dormir o tener una «cita» semanal para hacer algo especial juntos.
Cuidado personal: Las madres a menudo se olvidan de cuidar de sí mismas mientras cuidan de los demás. Recuerda la importancia de tomar tiempo para ti misma, ya sea para hacer ejercicio, leer un libro, o simplemente relajarte.
Aceptación: La maternidad puede ser desafiante y no es perfecta. Aceptar que está bien tener días difíciles y que no tienen que ser perfectas todo el tiempo.
Establecer límites: Las madres también necesitamos tiempo para nosotras mismas para recargar energías. Aprender a decir no es fundamental.
Conexión emocional: Esto puede ser a través de la comunicación efectiva, la empatía, o simplemente pasar tiempo de calidad juntos.
Gratitud: Practicar la gratitud nos puede ayudar a las madres a apreciar los momentos especiales y a estar más presentes. Lleva un diario de gratitud o haz un hábito de compartir algo por lo que estén agradecidas cada día.
Técnicas de relajación: como la meditación, el yoga, o simplemente respirar profundamente para ayudar a manejar el estrés.
Amigas: Buscar apoyo en otras madres o en amigas sirve; pueden compartir experiencias, consejos y apoyo emocional.
Educarse: Leer información y recursos sobre el desarrollo infantil para ayudarnos a entender mejor las necesidades y comportamientos de nuestros hijos, y más ahora con tantas herramientas digitales.