El misterio de la escogencia entre el corazón, la cabeza… y lo invisible

Hace unos días vi Materialists, la más reciente película de la directora Celine Song, y me dejó mil cosas que pensar sobre el amor, sobre cómo elegimos a quién amar, qué es lo que importa realmente, miedos, riesgos, emociones…

Lucy, su protagonista, es una casamentera profesional en Nueva York. Su trabajo consiste en escuchar las “preferencias” de sus clientes y orquestar primeras citas que, al menos en teoría, tienen todo para ser prometedoras: compatibilidad económica, coincidencia cultural, características físicas específicas, antecedentes familiares, etc. Una fórmula diseñada desde la supuesta conciencia para garantizar el éxito de una relación. Pero, mientras ayuda a otr@s a encontrar lo que creen que buscan, Lucy se encuentra con su propio dilema amoroso, su propia elección: dos hombres que representan mundos opuestos. Uno le ofrece cariño, seguridad, estatus y una vida sin sobresaltos; el otro, incertidumbre, una conexión difícil de explicar, una historia compartida y esa chispa que ninguna lista de requisitos puede predecir. Y ahí surge la gran pregunta, para Lucy: ¿qué pesa más al elegir pareja, lo que creemos que necesitamos, lo que la sociedad interpreta como bueno o seguro o lo que, en el fondo, nos mueve sin que sepamos por qué?

Más allá de la trama, lo que me atrapó fue la pregunta que subyace a toda la historia:

¿Qué hace que escojamos a una persona y no a otra?

Como mujer que se ha enamorado y claro como psicóloga que acompaña a parejas, puedo decirte que detrás de esa decisión hay mucho que no entendemos, aprendizajes, patrones escondidos, necesidades ocultas, no siempre es una decisión tan racional como algunos pueden creer… pero tampoco es puro misterio. Elegir pareja es una mezcla fascinante entre lo que sabemos de nosotr@s mism@s, lo que sentimos, necesidades internas y lo que actúa por debajo de nuestra consciencia. Mi investigación hoy es a que conozcas sobre lo que influye consciente y no con consciente, para que puedas hacer tus propios análisis sobre cómo has elegido tus parejas o cómo quieres elegir, porque somos la suma de muchas variables… por eso nada como sumar el Co-Razón 🫀🧠

La lista en papel: lo que pedimos y lo que realmente necesitamos

En la película, como en la vida real, una casamentera necesita saber qué busca su cliente. En el caso de la película y en la vida real, las listas de requisitos pueden incluir variables muy concretas, para algunos superficiales: nivel de ingresos, estatura mínima, determinado tipo de físico, profesión, estilo de vida, incluso rasgos de personalidad específicos o “que sea seguro de sí mismo” o “que quiera hijos” “que le guste el deporte” “que quiera viajar” “que baile” “que lea”. Estos criterios, que parecen puramente racionales, funcionan como filtros iniciales y son comunes en el mundo de las citas contemporáneas, especialmente en contextos urbanos y competitivos. Sin embargo, desde la psicología sabemos que, aunque estas variables pueden influir en la atracción y en la compatibilidad práctica, no siempre predicen la calidad del vínculo emocional, su profundidad, ni la capacidad de sostenerse a largo plazo. Muchas veces, lo que elegimos “en papel” no coincide con lo que realmente nos hace sentir amad@s, segur@s y plen@s.

Factores invisibles que guían nuestra elección

No quiero aburrirte con teorías o nombres, pero como voy a hablarte de algo que puede servirte para observarte a ti mism@, algunos daticos con sustento teórico pueden ser relevantes…

Aunque pensemos que “simplemente me gustó”, hay procesos profundos y muchas veces inconscientes que influyen:

✨ Según la teoría del apego desarrollada por John Bowlby y ampliada por Mary Ainsworth, desde los primeros años de vida aprendemos (a través de la relación con nuestros cuidadores) qué es el amor, cómo se expresa y cómo se recibe. Estas experiencias tempranas actúan como un “molde interno” que, sin que lo notemos, influye en lo que nos resulta atractivo, familiar o incluso “normal” en una relación. Un aspecto central de esta teoría es que el grado en que nos sentimos amados, cuidados, protegidos y valorados en la infancia deja una huella profunda en nuestra seguridad interior. Esa huella determinará si en la adultez nos vinculamos desde un apego seguro, que favorece relaciones estables y confiadas, o desde patrones inseguros (ya sea ansiosos, evitativos o desorganizados) que tienden a generar mayor inestabilidad y sufrimiento emocional en los vínculos.

✨ según la teoría de los patrones repetitivos: Harville Hendrix sugiere que nuestras elecciones amorosas no son tan “libres” como creemos. solemos sentirnos atraídos por personas que, de forma consciente o inconsciente, se parecen en aspectos clave a nuestras figuras de apego de la infancia, sobre todo en lo que nos dieron… y en lo que nos faltó. La razón es que nuestro inconsciente busca cerrar “asuntos pendientes”: si de niños sentimos que no recibimos suficiente atención, validación o cuidado, es posible que en la adultez elijamos a alguien que nos active ese mismo dolor, con la “esperanza” inconsciente de que esta vez la historia termine diferente. El problema es que, en la práctica, repetimos los mismos guiones emocionales: perseguimos, complacemos, nos sobreesforzamos… y volvemos a sentirnos igual de insatisfechos. Comprender este patrón (y hacerlo consciente) es el primer paso para elegir desde la libertad emocional y no desde heridas antiguas que siguen intentando repararse a través de nuestras relaciones.

✨ Para Esther Perel una terapeuta de pareja belga que me encanta explica que nos atrae lo conocido, señalan que muchas personas buscan rasgos o dinámicas similares a las que vivieron en casa cuando eran niños o adolescentes, porque lo familiar nos da una falsa sensación de seguridad… incluso si no siempre fue sano.

Según mi experiencia, estas posturas pueden influir mucho en nuestras primeras elecciones de pareja. Al inicio de la vida afectiva solemos escoger desde esas premisas inconscientes, casi como repitiendo un guion aprendido. Sin embargo, a medida que vamos madurando, conociéndonos mejor, asistiendo a terapia y trabajando en nuestro crecimiento personal, nuestra forma de elegir también puede transformarse. Así dejamos de escoger desde las heridas, las carencias o los viejos dolores, y empezamos a hacerlo desde un lugar más consciente, libre y saludable.

✨ La química silenciosa: Somos seres biopsicosocioespirituales, y claro, la biología nos precede. Más allá de lo que vemos y oímos, hay un nivel de atracción que se cuela bajo la conciencia: el de las señales químicas. El famoso experimento de la camiseta de Claus Wedekind (1995) mostró que muchas mujeres preferían el olor de hombres con un sistema inmunológico diferente al suyo, lo que apunta a que la biología busca diversidad genética. A esto se suma el papel de las feromonas, esas sustancias invisibles que no olemos como un perfume, pero que nuestro cuerpo traduce en un “hay algo en esta persona que me atrae y no sé por qué”.

Por supuesto, no todo es olor ni feromonas. La atracción es una mezcla compleja de biología, emociones, historia personal y contexto. Pero saber que nuestro cuerpo lleva un radar químico incorporado nos recuerda que, a veces, la chispa que sentimos tiene tanto que ver con la piel… como con lo que pasa muy por debajo de ella.

Lo que la ciencia sabe que ayuda a que una relación funcione

Aunque no existe una fórmula mágica ni una garantía absoluta, las investigaciones de John Gottman, Howard Markman y otros expertos en psicología de pareja han identificado varios factores que aumentan las probabilidades de éxito y estabilidad en el tiempo:

✨ Valores y visión de vida compatibles: no se trata de pensar igual en todo, sino de coincidir en lo esencial: la forma de ver la vida, la familia, el trabajo, el estilo de vida y la ética personal. Cuando estas bases se alinean, la relación suele tener un terreno fértil para crecer.

📡 Comunicación efectiva y no violenta: la capacidad de hablar de lo difícil sin destruirse mutuamente es, según Gottman, uno de los predictores más fuertes de viabilidad en pareja. Pero yo siempre insisto: comunicar no es solo hablar. Es poder traducir tu mundo interior en palabras y que el otro tenga la disposición genuina de escucharte.

🎗️ Apoyo emocional: sentir que tu pareja te respalda, te valida y te reconoce como eres. Este punto lo desarrollé con más detalle en el blog Amar con los pies en la tierra. Vale la pena revisarlo si quieres profundizar.

💗 Compatibilidad afectiva: ¿te has leído los 5 Lenguajes del Amor de Gary Chapman? Es un libro sencillo pero muy revelador. Explica con claridad la importancia de coincidir en cómo damos y recibimos afecto. Desde mi experiencia, aunque coincidir desde el inicio en la forma en que te sientes amad@ ahorra bastante trabajo, también he visto parejas que hablaban “lenguajes de amor diferentes” y, al estar dispuestos a aprender el idioma del otro, lograron fortalecer su seguridad personal y consolidar aún más su vínculo. Si revisas mis primeros blogs de 2018, le dediqué un espacio a cada uno de estos lenguajes… otro día te cuento más de ellos.

🫦 Compatibilidad sexual en la pareja: cuando hablamos de compatibilidad sexual no nos referimos solo a “tener buen sexo” o a coincidir en gustos específicos. Es mucho más amplio: se trata de la sintonía erótica y afectiva que dos personas van construyendo, y que impacta directamente en el bienestar y la estabilidad de la relación. Aquí entran en juego varios elementos: el ritmo del deseo sexual, los valores y creencias alrededor del sexo, y la flexibilidad para adaptarse a los cambios que trae la vida. Lo más importante es entender que la compatibilidad sexual no es algo fijo, sino un proceso dinámico. Puede crecer con el tiempo si hay apertura, comunicación y disposición a explorar juntos. Como suelo decir en consulta: el buen sexo en pareja no es cuestión de magia, es cuestión de confianza, comunicación y juego compartido.

Coincidencias que no son casualidad

Hay ciertos factores circunstanciales que, aunque no garantizan el éxito de una relación, sí facilitan el camino. Es como si la vida pusiera menos obstáculos y se hubiera “pedaleara” un poco menos y claro hay menos desgaste porque hay que apagar menos incendios. Eso, de por sí, ya alivia mucho a la pareja:

✨ Estar en el mismo momento vital: cuando ambos se encuentran en etapas de vida compatibles y con objetivos similares, el crecimiento conjunto se vuelve más natural. La madurez emocional también influye, porque no siempre depende solo de la edad, sino de los aprendizajes y experiencias que cada uno trae consigo.

✨ Proximidad y contextos compartidos: el psicólogo Leon Festinger habló del “efecto de proximidad”, y mostró que la cercanía física aumenta la probabilidad de interacción y, con ello, el vínculo. Estar en espacios comunes, compartir actividades o rutinas facilita que la relación fluya.

✨ Red de apoyo saludable: cuando la familia y los amigos apoyan la relación, hay menos presión externa y más tranquilidad. El amor se vive con más libertad cuando el entorno acompaña en lugar de tensionar.

✨ Sincronía en los tiempos: no se trata solo de quererse, sino también de coincidir en los ritmos para dar pasos importantes: vivir juntos, decidir si tener hijos o no. Cuando esas decisiones se alinean, se previenen muchos conflictos futuros.

Lucy, en Materialists, se ve dividida entre lo que “le conviene”: esa seguridad que le dicta el medio, la sociedad e incluso la propia firma de casamenteras en la que trabaja; y lo que realmente le mueve el corazón: la intuición y ese puerto seguro donde puede mostrarse tal como es. Y aunque la película juega con el humor y la ironía, nos recuerda algo muy real: elegir pareja es un acto profundamente humano, donde razón, la biología, la emoción e inconsciente se entrelazan.

Te invito a tomarte un momento para responder (mentalmente o por escrito) estas preguntas. Como decimos al aplicar pruebas psicológicas 😬🤭no hay respuestas correctas, solo pistas para comprenderte mejor:

1. ¿Cuáles son mis “criterios en papel” para una pareja?

2. ¿De esos criterios, cuáles son verdaderamente importantes para mi bienestar y cuáles son negociables?

3. ¿Qué patrones se repiten en mis relaciones pasadas?

4. ¿Qué rasgos de mi pareja ideal se parecen a los de mis figuras de apego en la infancia?

5. ¿En qué momento de mi vida me encuentro y qué tipo de relación es coherente con esta etapa?

6. Si elimino las expectativas externas (familia, cultura, amigos), ¿a quién elegiría realmente?

Recuerda que amar y elegir pareja será mucho más sano y gratificante si se hace con el Co-Razón 🫀🧠

LORENA POLANÍA

Psicóloga Clínica – Fundadora

Terapeuta individual y de pareja
Egresada Master en Sexología

Coautora del Libro:
“Dos para Ser Felices”
Editorial Grijalbo.

Más Información:

lpolper@polperpsicologia.com
Tel: +57 318 2257177

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