Hace como 6 años me leí el libro que se llama COMER, REZAR Y AMAR y he visto muchas veces la película. «Me encanta, si no has leído el libro o visto la película te la recomiendo»

Hablando con amigas y pacientes, muchas se sienten en algún momento de su vida identificadas con Liz, la protagonista.

Reflejamos en ella muchas insatisfacciones, cuestionamientos y sobre todo posturas donde en algún momento hemos olvidado quienes somos, nos sentimos desorientadas y muchas veces no tenemos claro los límites… Nos fusionamos tanto con nuestra pareja que perdemos la distinción de hasta donde llegamos nosotras y donde empieza el otro.

Lo que hace la protagonista es darse un año sabático para encontrarse en lugares tan hermosos como ITALIA, INDIA y BALI.

Ojalá todas pudiéramos salir corriendo a una aventura para encontrarnos, en lugares paradisiacos «que delicia jajaja». Sin embargo, la realidad de muchas no es así.

Si no lo podemos hacer, ¿estaríamos condenadas a seguir en ese estado de agotamiento emocional en el que se encuentra la protagonista?

La respuesta, gracias al cielo, es NO. Podemos en la realidad de cada una trabajar en nosotras mismas para sentirnos en armonía y dar lo mejor de nosotras.

A mi consulta llegan dos grupos de personas

• Parejas que quieren tener relaciones SANAS, satisfactorias, duraderas y exitosas. Para sentirse felices, conectados y eternamente enamorados.
• Mujeres agotadas, perdidas que quieren darlo todo, pero llega un punto en que no saben cómo.
  En ambos casos siempre digo lo mismo, cuando uno quiere dar lo mejor a los demás o quiere tener una buena relación con alguien, hay que empezar por uno mismo.

La mayoría de las personas tienen claros los errores de la pareja, se quejan y usualmente responsabilizan en gran medida al otro… y hablan del agotamiento emocional en el que pueden estar por esta razón…

En está época de tantos retos y confinamiento, donde estamos en el ROL de ser madres y parejas, no solo en la tarde o en la noche, sino tiempo completo, esas quejas están más en evidencia… nos llenamos de mil actividades y más con tantas guías, trabajo remoto, más oficios en casa, etc.

Sin embargo, no hay nada que hacer si no nos miramos a nosotras mismas… Pretendemos que los otros cambien, cuando solo podemos cambiar 3 cosas: lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos. En conclusión solo podemos cambiarnos a nosotras.

Por ello la auto-observación, ser auto-críticos y el auto-cuidado, serán cualidades que debemos desarrollar para relacionarnos adecuadamente con las personas que más amamos.

En este escrito voy hablar de las mujeres… porqué somos nosotras a las que más nos cuesta cuidarnos.

Encuentro dos tipos de mujeres

1. Mujeres agotadas por la multitarea

Hay estudios que demuestran la capacidad que tenemos las mujeres para hacer varias cosas a las vez… y la sociedad se ha encargado de reforzar esa realidad, que aunque es cierta, hasta cierto punto esa responsabilidad biológica nos puede agotar bastante y a veces juega en nuestra contra.

Lo anterior sumado a una realidad donde muchas mujeres que son activas laboralmente tienen una sobre carga de trabajo con tareas del hogar,

Hay estudios del DANE que hablan sobre la cantidad de horas invertidas de las mujeres y los hombres en tareas remuneradas y no remuneradas… y es claro que las mujeres invierten más tiempo en tareas relacionadas al hogar, lo cual sin duda ayuda al agotamiento, teniendo en cuenta que estas tareas muchas veces no son reconocidas o tenidas en cuenta.

2. Mujeres enfocadas en solo uno de su rol

• mujeres que están dedicadas a tareas del hogar y se enfocan en ser madres y/o parejas
• Mujeres que en busca de desarrollarse en otras áreas de su vida se enfocan de lleno en su desarrollo académico y laboral.
  Cada rol tiene sus propias exigencias y es valido que como mujeres decidamos vivir enfocadas alguno de estos roles, sin embargo, como lo explicare más adelante, el enfocarse solo en un rol puede ser perjudicial.

La dificultad no es la preferencia del ROL, es el enfoque único que se le da donde se descuidan las otras áreas o dimensiones.

Las dos situaciones generan frustración ya que el enfoque está la mayoría de las veces a fuera y no dentro. Más en las tareas del hacer y no del SER.

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