¿Cambio? ¡No, gracias! Aventuras y desventuras de una relación flexible

Debe ser por eso que las mariposas me encantan…y no sólo en su resultado con alas de libertad, sino también desde que son huevo, larva u orugas, luego pupa y finalmente lo que ya identificamos como mariposa !

Volviendo al tema, desde mi profesión (la psicología), la ley de la impermanencia se puede entender y fundamentar a través de conceptos como la adaptación y la resiliencia; te lo explico mejor:

Adaptación:
Está claro -por lo menos para mí-, que todo cambia, ¿pero cuál es la respuesta que veo en consulta con más frecuencia ante el cambio?, lo que muchas personas hacen ante el cambio es resistirse y esta resistencia sólo los lleva al sufrimiento.
La psicología reconoce que la capacidad de adaptarse a las circunstancias es crucial para la salud mental y el bienestar. ES MÁS, UN PRINCIPIO DE LA PSICOLOGÍA REFIERE QUE LA SALUD MENTAL TIENE QUE VER CON ACEPTAR LA REALIDAD, así que aceptar los cambios como algo real y adaptándose a ellos, es lo que podríamos definir como fluir.

La adaptación implica reconocer y aceptar que la mayoría de las circunstancias están fuera de nuestro control. Recuerda, sólo puedes cambiar lo que piensas, lo que sientes y lo que haces.

Ten en cuenta además que la adaptación ha sido fundamental para las especies que seguimos en esta tierra, entonces, hacer consciente este aspecto es vital.

Resiliencia:
Todos hemos estado en situaciones desafiantes, alguna enfermedad, alguna ruptura amorosa, cambios de país, despidos del trabajo, muertes, ocupaciones que no llenan el alma, depresiones… La resiliencia se refiere a la capacidad de un individuo para recuperarse de situaciones difíciles y adaptarse a cambios significativos. Esta habilidad se basa en aceptar la realidad de la impermanencia y en encontrar maneras de seguir adelante.

Ahora bien, ¿cómo puede ser esto funcional en las relaciones sexoafectivas?

Los mitos del amor romántico no contemplan por supuesto la ley de la impermanencia y menos aquel mito de «el amor verdadero es para siempre», el cual se fundamenta en un amor que no cambia y permanece en la euforia del enamoramiento.

Los cambios son inevitables en la vida misma y las relaciones sexoafectivas no tendrían por qué salvarse de esa ley natural de la existencia. Cambia la forma de amarse, verse, sentirse, relacionarse, cambia el sexo, cambia cómo nos comunicamos.. ahora, que todo esto cambie, no quiere decir que necesariamente los cambios en sí mismos sean negativos o para mal, como podemos pensar en ocasiones. Si estamos en una relación consciente, estos cambios serán evolución; si nos dejamos llevar por la inercia, la obligatoriedad y la monotonía, bueno, los cambios sin duda no serán tan positivos. Entonces, aprender a adaptarse a los cambios puede ser la clave para que una relación sea sana y duradera.

Veamos cómo se podrían vivir los cambios en las relaciones de pareja de manera más realista, consciente y positiva:

Expectativas reales: este es uno de los conceptos de los que más hablo en terapia de pareja, ¿y qué quiere decir?. Todos tenemos expectativas que en la mayoría de los casos se fundamentan en nuestras necesidades internas y heridas profundas, pero cuando hablo de expectativas reales me refiero a entender que todas las personas tenemos fortalezas y debilidades, que ninguna relación es perfecta, que las relaciones cambian porque las personas cambiamos, que las circunstancias cambian, que los desafíos llegan… interiorizar estas ideas ayuda a aceptar el cambio como algo natural y por tanto a tener los pies en la tierra sin idealizar o imaginar lo que no existe; de esta forma se pueden esperar en la relación cosas viables, reales.
Flexibilidad: lo rígido se rompe cuando ejercemos una fuerte presión, mientras que adaptarse nos permite doblarnos, sin rompernos. Es ahí donde la flexibilidad permite vivir los cambios como una experiencia de crecimiento y expansión. ¿De cuáles cambios te hablo? por ejemplo, la llegada de los hijos a la adolescencia , las familias políticas, los cambios de trabajo… Ser flexible y estar dispuesto a adaptarse, son elementos que pueden aportar a que la relación crezca y evolucione de manera saludable y a que no se quiebre por la incapacidad de adaptarse. Ayudan mucho además para este crecimiento y evolución, la comunicación no violenta, la escucha activa, tener claros los valores de vida y la empatía.
Preparación: hablar sobre el futuro y lo que ambos esperan puede ayudar a prepararse para los cambios que posiblemente surgan en en el camino. El ejercicio implica tener claros los NO negociables y saber cuáles son la misión y la visión de la relación, conceptos que si bien son tomados del mundo corporativo, ayudan a definir el rumbo y los objetivos de la pareja de manera práctica. Realizar este ejercicio, hace más evidentes los valores fundamentales de la relación y los individuales, es decir, el “por qué” de tu relación, y esto ayuda a mantener el enfoque en los momentos difíciles. Los conceptos como misión y visión, pueden ser una herramienta útil para ayudar a que los miembros de la pareja estén alineados en sus expectativas y deseos para el futuro de la relación sabiendo que las cosas pueden ir cambiando pero hay un plan, una ruta.
Observación y evaluación de la relación: las parejas exitosas son las que tienen la capacidad de auto-observarse y tomar los correctivos cuando se van desviando del camino. Para explicarlo mejor, te comparto este dato que le escuché a Xesco Espar, jugador y entrenador deportivo: «¿sabías que en la edad adulta cada tres años el cuerpo va perdiendo cierto porcentaje de masa muscular y la va reemplazando por grasa?. Si te pesas, pesas lo mismo, sin embargo, notas que la ropa te queda más justa, porque la grasa ocupa más espacio que el músculo».
Entonces, El cambio se da, pero esto no quiere decir que haya progreso.Es de vital importancia que las parejas se observen con atención, se tomen el tiempo para evaluarse y ver cuándo se están desviando del plan y tomar correctivos; o incluso, si es necesario, ver y evaluar cuándo requieren cambiar el plan.
Soporte emocional y empatía: al interior de la pareja es claro que cada quien es diferente, de seguro hay uno más flexible que el otro, (me pasa en mi relación); entonces, compartir las preocupaciones y sentimientos con la pareja puede fortalecer la relación y facilitar la adaptación a los cambios, además seremos más conscientes y empáticos sobre la realidad emocional de la persona que amamos.
Cuidado personal: nunca desaprovecho la oportunidad de reforzar la importancia de mantener el autocuidado para poder aportar a la relación de manera saludable.
Una persona que se cuida a sí misma tiene más capacidad para cuidar de los demás.
De este tema he escrito muchos blogs, puedes leerlos en los siguientes links:

Autocuidado, la mejor forma de amar (parte-1)
Tres ventajas del autocuidado
Cuando cuidas de ti.
No resistirse y aceptar: los años pasan, las canas llegas, la energía cambia, los hijos se van, los intereses también pueden variar… Enfrentar los cambios y aceptarlos puede ayudar a que la relación evolucione. Recuerda: la resistencia genera sufrimiento.
Aprendizaje: cada cambio ofrece una oportunidad de aprendizaje. Ya sea que la relación esté pasando por un período de crecimiento o de desafío, siempre hay lecciones que se pueden aprender; por ello, si tienen presente el punto mencionado más arriba acerca de la auto-observación, los aprendizajes serán más conscientes.
Paciencia: creo que yo no soy muy paciente; la paciencia es algo que he ido aprendiendo con el paso del tiempo y me cuesta, es más, cuando alguien me decía “ten paciencia”.. yo entraba en conflicto con esa palabra; pero los años me han enseñado que adaptarse a los cambios lleva tiempo. Tener paciencia con uno mismo, con la pareja y con el proceso de cambio puede facilitar la transición y mantener la relación fuerte.

Las anteriores son reflexiones que he hecho producto de mis propios procesos, de lo que mis pacientes me han enseñado, y de ideas y teorías que he ido descubriendo en la psicología y en otras prácticas como la meditación.