
AMAR CON LOS PIES EN LA TIERRA
Amor real, amor sano, amor exitoso, amor perfecto, amor romántico, amor, amor, amor…
¿Para ti qué es el amor real? Qué difícil pregunta… o más bien, qué difícil respuesta.
O de pronto solo me estoy complicando y no es tan difícil como parece…
Todos los que hemos amado tenemos un significado de lo que podría ser el amor real, y es que cuando lo vivimos, no puede ser más que eso: REAL.
No quiero ser pretenciosa al querer definir qué es o no es el amor real, ademas cuantos no han escrito sobre este sentimiento o estado humano.
Puedes ir a la filosofía, la religión, la ciencia… y encontrar el significado que más te acomode. Sin embargo, quiero dejarte en este escrito lo que he aprendido en mi camino, y lo que día a día veo en consulta sobre el amor real.
Tampoco quiero ser redundante con esta entrada del blog. Ya he escrito y grabado podcast sobre este tema, pero hoy quiero dejarte ciertos puntos que quizás te ayuden a reflexionar sobre esta experiencia humana y maravillosa de amar.
Al final te comparto los links que ya he escrito y los episodios que he grabado relacionados con el amor real.
El amor real, tiene los pies en la tierra, implica una energía sostenida, es un amor consciente, es un amor que acepta los defectos, es un amor que está dispuesto a hacer el trabajo diario. Y, por supuesto, el amor real reconoce en sí mismo que podría dejar de existir… o que, por la simple ley de la impermanencia, va a ir cambiando.
Desde esta perspectiva, el amor real implica:
1. Compromiso:
El compromiso no se define únicamente por la duración de la relación o por la idea de estar juntos “para siempre”. Más que un plazo, es una decisión que se renueva todos los días.
Implica verse con el otro en el futuro, sí, pero no como una promesa vacía, sino como una construcción activa, hecha de acciones concretas, presencia consciente y voluntad de sostener el vínculo incluso cuando aparecen los desafíos.
Comprometerse no es aferrarse a la relación sin cuestionarla, sino elegirla con profundidad y responsabilidad emocional. Es asumir que habrá momentos difíciles, diferencias, cansancio… y aun así, decidir quedarse y crecer juntos.
El compromiso auténtico no es sacrificio ni resignación. Es presencia, constancia y una forma de amor que se construye con intención, incluso cuando no es fácil.
2. Intimidad emocional:
Muchos se refieren a la intimidad como algo relacionado a lo físico y aunque lo incluye la intimidad es mucho más que eso, es compartir sentimientos, pensamientos, miedos y esperanzas de manera abierta y vulnerable, fortaleciendo el vínculo emocional.
Es ser amigos, cómplices, es ser quien eres con el otr@.
Puedes leer más sobre este punto en el siguiente link:
La profundidad de lo íntimo – 9 ideas para estimular la intimidad en pareja
o escuchar el episodio 5 de la primera temporada de Co-Razón un podcast desde el corazón:
3. Respeto mutuo en la pareja:
Este punto… ¿quién lo descartaría? Nadie. Todos decimos que el respeto es fundamental.
Pero, en el día a día, ¿realmente nos preguntamos si estamos respetando al otro en un sentido profundo y genuino?
El respeto mutuo no se trata solo de no alzar la voz ni evitar palabras hirientes. Eso es lo mínimo.
Respetar de verdad implica valorar y considerar las diferencias del otro, incluso cuando no las compartimos. Es darle espacio a su opinión, a sus deseos, a sus necesidades.
Es reconocer su autonomía, su individualidad, su forma única de ser y estar en el mundo, incluso dentro del vínculo.
Respetar no siempre es estar de acuerdo, pero sí es sostener el amor sin pasar por encima del otro. En las pequeñas decisiones cotidianas se ve si hay respeto… o si solo hay costumbre.
4. Comunicación afectiva y no violenta:
¿cómo se puede tener una relación de pareja si no hay comunicación?
¡Ufff! Cuántos pueden, o podemos, estar ahí… en relaciones donde se convive, pero no se habla de verdad.
Porque comunicarse no es solo hablar. Es traducir tu mundo interior en palabras.
Es contarle al otro lo que piensas, lo que sientes y lo que necesitas, con honestidad y con cuidado. Es animarte a ser vulnerable frente a esa persona con la que estás construyendo un vínculo.
La comunicación efectiva y no violenta no es algo que “nos sale natural”, es una habilidad que se entrena. Es aprender a hablar sin herir, a decir lo que se necesita sin atacar, a escuchar sin interrumpir. Y eso hace toda la diferencia.
Cuando hay comunicación real, se pueden resolver conflictos, llegar a acuerdos, hacer planes y, sobre todo, vivir una relación con sentido y con conexión.
5. Apoyo mutuo:
En consulta suelo hacer una pregunta clave: ¿Qué significa para ti sentirte apoyad@ por tu pareja? Y aunque parezca una obviedad, las respuestas no siempre coinciden. Porque “apoyarse” no significa lo mismo para todas las personas.
El apoyo mutuo no se trata de resolverle la vida al otro, ni de hacer por él o ella lo que no puede (o no quiere) hacer. Se trata más bien de estar disponibles, emocional y afectivamente, sin anular al otro ni ocupar su lugar.
Apoyar es poder acompañar en los momentos difíciles, sin invadir. Es sostener sin imponer. Es ofrecer presencia, refugio, cuidado, validación, y cuando es necesario (y acordado), otro tipo de ayuda más activa. Pero siempre desde el respeto por la autonomía del otro.
6. Atracción física y emocional:
¡Qué delicia cuando la otra persona te gusta! Cuando te estimula cada célula del cuerpo, cuando quieres olerla, tocarla, saborearla, mirarla… en resumidas cuentas SENTIRLA… que rico ver a tu pareja como el postre que más te gusta, ese que pruebas y cierras las ojos cuando está en tu boca…
Y aunque el amor real va mucho más allá de la atracción física, eso no quiere decir que se vuelva irrelevante. Mantener la conexión física y emocional también hace parte de cuidar el vínculo.
Porque no se trata solo del deseo sexual. Se trata del gusto cotidiano por el otro: por su forma de reír, cómo te mira, cómo te abraza, cómo camina, como es.
La atracción también es emocional, y se cultiva con cercanía, complicidad, novedad y presencia.
Claro que hay etapas, momentos y circunstancias… pero cuando hay conexión, el gusto por el otro puede transformarse, sostenerse y hasta renovarse.
Seguir eligiendo al otro con el cuerpo, con el alma y con el deseo… No es idealizar el amor, tampoco es pretender que sea perfecto, no hay nada mas real que elegir con conciencia. Tan real como las acciones concretas que se hacen cada día para cuidarlo.
7. Crecimiento personal y de la relación:
Una relación sana no solo acompaña el crecimiento de cada persona, lo fomenta activamente.
Cuando el amor es real, no se trata de detenerse ni de quedarse en la zona cómoda, sino de seguir creciendo juntos y por separado.
Implica que cada uno pueda seguir desarrollando su mundo interior, sus intereses, sus metas… y al mismo tiempo, que la relación también se expanda, se renueve, se profundice.
Porque una pareja que evoluciona es aquella donde se celebran los logros del otro, se apoya en los procesos difíciles y se construyen proyectos comunes sin anular lo individual.
El crecimiento personal y el de la relación no se oponen: se nutren mutuamente.
Y amar, en este sentido, también es impulsarse y sostenerse, sin miedo a los cambios.
El amor real no es estático; es dinámico y evoluciona con el tiempo. Requiere esfuerzo, dedicación y la voluntad de trabajar juntos en la relación. También implica aceptar que tanto la relación como los individuos que la componen cambiarán y crecerán, y el amor real se adapta a estos cambios con comprensión y apoyo mutuo.
Amar con el Co-Razón también es amar con los pies en la tierra.
Links que te pueden interesar:
¿Y vivieron felices para siempre…? – LORE POLPERPSICLOGÍA:
¿Y vivieron felices para siempre…?
LORENA POLANÍA
Psicóloga Clínica – Fundadora
Terapeuta individual y de pareja
Egresada Master en Sexología
Coautora del Libro:
“Dos para Ser Felices”
Editorial Grijalbo.
Más Información:
lpolper@polperpsicologia.com
Tel: +57 318 2257177
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