Al inicio de la relación la idea es tener claros cuáles son esos puntos que NO negociarías con tu pareja, esos puntos que protegen tu dignidad y tus valores.

Teniendo en cuenta lo fundamental y dejándolo claro, se viene la cotidianidad y el resto de situaciones se tendrán que sortear con acuerdos, mediante una buena comunicación.

Los acuerdos son el mapa que les va a permitir cumplir objetivos y sobre todo tener una buena convivencia.  

El resultado de una buena comunicación es tener conclusiones o puntos de encuentro en las diferencias.

Tener metas en pareja es importante, pero sin los pequeños acuerdos de la cotidianidad es difícil llegar a los objetivos.

Para llegar acuerdos más fácilmente puedes tener en cuenta lo siguiente:

Apuntarle al GANA – GANA. Esta propuesta invita a una postura de colaboración y confianza. El objetivo es que ambos sientan que apuntan en la misma dirección y ambos se ven beneficiado de la situación. No son bandos diferentes, pueden tener posturas diferentes, pero eso solo muestra que hay diferentes formas de hacer las cosas, lo cual no es una amenaza, es una oportunidad.

La relación de pareja SANA es horizontal de «Pares». Si hay una relación de poder, vertical o jerárquica estarán entrenado o manteniendo una relación tóxica, donde las decisiones posiblemente se tomen de manera unilateral. Son un equipo que desde su diferencia aporta a lo que desean.

Comunica desde el «Yo» no desde el «Tu». Esto fomentará la empatía y evitará el juzgamiento. La comunicación será una herramienta para entenderse, no para defenderse. Con la estrategia del «yo siento…» no calificaras al otro, no darás por hecho una situación, solo hablaras desde tu postura y se abrirá una puerta para que el otro puede expresar su sentir y punto de vista, lo cual ayudará a ver las diferentes opciones.

Dar es un ejercicio interesante para que exista la reciprocidad.
En el proceso de llegar acuerdos hay una dinámica de «tire y afloje». Osea algunas veces hay que ceder un poco y esto aplica para cada una de las partes.

Como lo dice el dicho, «soy divina, pero no adivina» No suponga…, pregunte. El don de adivinar el pensamiento no lo tenemos los humanos o por lo menos no el común de nosotros. me he encontrado con parejas que intentando llegar acuerdos suponen o esperan que el otro actúe de cierta forma, lo cual es un grave error. Preguntar la opinión del otro frente alguna situación hará que tu pareja se sienta involucrado en lo cotidiano o en lo fundamental.

Ten en cuenta, no siempre se llega a un acuerdo y esta bien, puede suceder que los ánimos estén calientes y necesiten tiempo para equilibrar las emociones, esperar puede ser la opción y al retomar luego podrían ver las cosas más claras y tener otro desenlace. PERO RETOMEN no acumulen.

Algunas veces es interesante pensar en una tercera opción. No tu opción, no la opción de tu pareja, una tercera, diferente. Esto no siempre funciona, a veces no hay terceras opciones. Sin embargo, algunas veces ayuda, además estimulas la creatividad.

Llegar acuerdos no significa cambiar la forma de pensar.

Ceder es importante, pero se cede desde la puesta en común y entendiendo la postura del otro…

Los acuerdos están, como lo decía al principio, como un mapa de ruta, pero recuerda que hay diferentes formas de llegar a ROMA, puede suceder que el acuerdo que se planteas, de pronto en la práctica descubren que no es tan viable, practica, efectiva, o resulta agotadora o que sirve solo para un tiempo determinado, entonces habrá que plantear otras opciones basados en la experiencia.

Lo interesante de los acuerdos es revisarlos cada cierto tiempo para ver si siguen aplicando. Algunos acuerdos tienen fecha de caducidad. Por ejemplo los acuerdos que se plantearon recién casados, luego de un tiempo o cuando tienen hijos ya no van aplicar.