Acaríciame y Déjame Acariciarte…👐💖
Uno de mis hijos ama quedarse dormido sintiendo mis caricias en su brazo; desde muy pequeño busca el contacto de mi piel con la suya. En los últimos años, profundizando en la teoría del apego, entiendo completamente por qué mi hijo siempre ha sido tan insistente en este punto.
Según esta teoría (la del apego), planteada por John Bowlby y Mary Ainsworth, los patrones de relación establecidos en nuestra más tierna infancia ejercen una influencia significativa en cómo nos relacionamos en nuestras vidas adultas, especialmente en nuestras relaciones románticas. Las caricias como expresiones físicas de afecto, no sólo refuerzan los lazos de intimidad, sino que también pueden ser un barómetro de la seguridad y confianza que experimentamos con nuestra pareja.
Las caricias para algun@s resultan fáciles, para otr@s, es todo un desafío y justamente una de las explicaciones de por qué para unos fluyen y para otr@s no tanto, puede encontrarse en esta famosa teoría
Ya adentrándonos un poco más en el mundo del contacto, hay diferentes tipos de caricias: intensas , superficiales , más profundas , apasionadas … esta diversidad es maravillosa, ya que no necesitas seguir una receta específica, sólo dejarte fluir en tu autoconocimiento y dejarte guiar por tus preferencias.
Las caricias son una forma de arte en la intimidad; son un lenguaje silencioso pero elocuente que comunica afecto, deseo y conexión. En el mundo de las relaciones de pareja, su importancia va más allá de un simple gesto físico; son un puente hacia una intimidad más profunda y gratificante. Las caricias son una herramienta poderosa para fortalecer lazos emocionales y aumentar la compenetración erótica.
n el día a día, las caricias pueden ser un recordatorio constante del amor y la atracción mutua, manteniendo viva la chispa erótica. En momentos más íntimos, se transforman en un diálogo de sensaciones, donde cada toque puede expresar más deseo, afecto, pasión o un susurro de complicidad.
Mi idea principal con este escrito es motivarte al contacto, a que acaricies y te dejes acariciar, a que reconozcas que más allá de un simple contacto físico hay unos beneficios claros sustentados en teorías ampliamente estudiadas como la del apego o las neurociencias, que sin lugar a dudas te van a favorecer en tus relaciones y en tu amor propio
Voy a listarte los beneficios más significativos que encuentro en el poder de las caricias:.
Fortalecen la conexión emocional. Las caricias pueden aumentar la intimidad emocional entre las parejas creando un ambiente de confianza y seguridad, ambiente que es esencial para una experiencia afectiva y sexual plena y satisfactoria. En terapia, invito a las parejas a que se acaricien como una forma de comunicar amor y cariño, creando un vínculo más fuerte y profundo.
Reducen el estrés y la ansiedad. Las caricias tienden a calmar el sistema nervioso, lo que puede llevar a una respiración más profunda y relajada. Así mismo, el contacto físico amoroso libera oxitocina, conocida como la “hormona del amor” u “hormona del apego”; la oxitocina reduce el cortisol y nos ayuda a sentirnos más tranquilos y seguros.
Mejoran la comunicación no verbal. Cuando hablo a mis pacientes en terapia sobre la comunicación, les explico sobre las tres formas de comunicación: la comunicación verbal, la comunicación paralingüística y la comunicación no verbal; esta última transmite más del 50% del mensaje que estamos dando a la otra persona… o sea que la importancia de nuestros gestos, miradas, posturas, etc., son absolutamente relevantes en nuestras relaciones. Por tanto, que las caricias estén presentes es totalmente valioso, ya que son una forma de comunicación no verbal y es por esto que en la sexología, enfatizamos en la importancia de las caricias como una forma de comunicación no verbal esencial para una vida sexual saludable y satisfactoria.
Fomentan la comprensión y la empatía. Siguiendo con la comunicación no verbal, las caricias pueden mejorar la capacidad de leer y responder a las señales no verbales… habilidad clave para la empatía y la comunicación efectiva en las relaciones.
Promueven el bienestar físico. Las caricias pueden bajar la presión arterial, mejorar la función inmunológica y aumentar la sensación general de bienestar; todo tiene que ver con las sensaciones satisfactorias que produce el contacto en nuestro organismo. Y te preguntarás qué pasa con aquellos que dicen no gustarles las caricias… bueno, me atrevería a decir que no es que no les guste, sólo que no han aprendido a sentir de manera fluída y segura el contacto físico.
Mejoran la conciencia corporal. Las caricias pueden aumentar la conciencia del propio cuerpo y del cuerpo de el otr@. Esta mayor conciencia puede traducirse en una respiración más consciente y controlada, lo que es útil para vivir el placer de una manera más PRESENTE, una vivencia del “aquí” y el “ahora”, un disfrute más seguro, genuino y real; osea, que puedas experimentar “abandonarte” en un encuentro con otras personas.
Mejoran el estado de ánimo. Un mejor estado de ánimo influye positivamente en cómo te comunicas y relacionas con tu pareja; de hecho, a menudo se asocia con patrones de relacionamiento más sanos y asertivos.
Aumentan la excitación y el deseo sexual. El contacto físico suave y sensual puede estimular las zonas erógenas y aumentar la excitación sexual, lo cual es fundamental para una experiencia sexual gratificante.
Mejoran la comunicación sexual. A través de las caricias las parejas pueden comunicar sus deseos de una manera no verbal; ojo, esto no reemplaza que expliques con palabras lo que te gusta y lo que no, pero sin lugar a dudas, guiando a tu pareja sobre tu cuerpo, puedes ir enseñándole sobre tus gustos y preferencias. Acariciarse en los encuentros sexuales explorando TODO el cuerpo -no sólo la “genitalidad”-, mejora la comprensión mutua y puede llevar a experiencias sexuales más satisfactorias.
Mejoran la lubricación y la erección. He enfatizado que las caricias son sobre todo nuestro cuerpo, y quiero resaltar que el acariciar, indudablemente tiene un efecto favorable en la respuesta sexual humana viéndose reflejado por ejemplo en la lubricación y la erección. Además de ello, también nos brinda contenido para futuros encuentros a través del deseo y favorece la excitación tanto en hombres como en mujeres.
Fomentan la exploración y experimentación. Insisto, las caricias invitan a explorar el cuerpo del otro, lo que a su vez puede llevar a descubrir nuevas formas de placer y a fomentar la experimentación sexual. Este elemento también puede unirse a la creatividad, variable fundamental para que el amor y el deseo se mantengan con el tiempo.
Incrementan la sensibilidad sensorial. Las caricias pueden aumentar la conciencia sensorial, o sea, la conciencia sobre nuestro olfato, gusto, tacto, visión y oído, haciendo que el cuerpo sea más receptivo a estímulos sexuales; esto puede intensificar las sensaciones y el placer.
Mejoran la confianza y la seguridad. Las caricias consistentes y amorosas en las relaciones mantienen un sentido de confianza y seguridad. Dar y recibir afecto a través de las caricias fortalece la seguridad en uno mismo, ya que puedes reconocer que eres importante y valioso, y esto influye en el autoconcepto y autoreforzamiento (dos de los componentes de la autoestima), sintiéndote dign@ de ser amad@ y cuidad@.
Ayudan a establecer límites saludables. Una historia de caricias positivas y respetuosas ayuda a las personas a comprender la importancia del consentimiento y del respeto en las relaciones físicas.
En nuestro mundo acelerado a menudo subestimamos el poder de un gesto tan sencillo como una caricia. Sin embargo, hoy te traje este escrito para que puedas identificar los variados beneficios que ellas tienen, comprendiendo que no son sólo un acto de amor y conexión, sino que tienen profundos beneficios psicológicos y físicos.
Hoy quiero hacerte dos invitaciones:
Primero, reflexiona sobre cómo puedes incorporar más caricias en tus relaciones cercanas… ya sea con un abrazo, un roce suave o simplemente tomándote un momento para conectar físicamente con tus seres queridos.
Segundo, si estás en una relación sexoafectiva, tómate el tiempo para explorar con ternura y pasión el mapa del cuerpo y del corazón del otr@; porque en el mundo afectivo, romántico y erótico, cada caricia cuenta y cada toque es un paso más hacia una unión más íntima y satisfactoria.
Recuerda, una caricia puede ser un pequeño acto, pero su impacto en nuestro bienestar emocional y físico es inmenso. Acaricia y deja que te acaricien.
SOBRE LA AUTORA
LORENA POLANÍA
Psicóloga Clínica – Fundadora
Terapeuta individual y de pareja
Egresada Master en Sexología
Coautora del Libro:
“Dos para Ser Felices”
Editorial Grijalbo.
Más Información:
[email protected]
Tel: +56 933 964 621
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